En una parcela con un desnivel mayor de 9 metros se nos pidió construir una casa sin escaleras. Fue una suerte, pues gracias a esta premisa se construyó una plataforma en la cota intermedia de la parcela que nos permitió ver el mar desde donde antes no se veía.
Luego se trató de ocultar aquellas casas que no se querían ver, y al contrario, incorporar el paisaje en la propia casa. Para ello fuimos ocupando el perímetro, al final de todo este proceso surgió un vacío en el centro de la parcela, un vacío al que llamamos plaza.
El resto se resolvió como si de un pueblo se tratara, el propio edificio se dividió en dos partes autónomas ligadas por la plaza, entre ellos zaguanes, porches, pasajes, terrazas, escaleras…
Los materiales son los del entorno. Muros de piedra seca para contener las tierras y crear las plataformas. Muros de Marés. Carpinterías de madera, suelos de barro cocido y en la plaza cantos rodado como en el claustro de Pollença…
Todo esto ya lo hizo hace mucho Utzon (1918-2008), y mucho mejor…
El programa funcional definido por el promotor, es de dos pabellones destinados a vivienda para una familia. Con acceso peatonal desde las dos calles, tanto por la parte superior de la parcela (camino de Can Botana, peatonal y rodado) como por la parte baja (el torrente). El conjunto tiene dos plantas sobre la rasante de la parcela, pero al tener el terreno escalonado, desde la parte alta de la parcela la vivienda parece que se desarrolle en planta baja. Y una zona de instalaciones, que estando en la misma cota que la planta baja, se considera semisótano.
Los dos pabellones se articulan alrededor de una plaza pavimentada, a la misma cota, que se llega mediante una rampa desde el camino de Can Botana, o también desde unas escaleras exteriores que dan acceso peatonal a la Riera.