Rellenar un hueco urbano.
El edificio acoge en su cara norte la proporción de huecos, colores y composición del casco antiguo de Cabrera de Mar, sin renunciar a un lenguaje más contemporáneo que se expresa con mayor intensidad en su cara sur, abierta al sol y a las vistas. Aquí la estructura de hormigón crea una celosía que actúa como un gran filtro, formando logias y pérgolas que protegen el interior de las viviendas.
La vivienda se extiende por sus dos extremos, en su cara norte se apropia de los espacios comunitarios o se abre a la calle mediante grandes zaguanes. En su cara sur se abre a la exposición del sol y la vida abierta a terrazas o patios. Cada vivienda busca una transición fluida entre estos dos polos, mediante recorridos circulares, simples y dobles, o a las largas visuales diagonales que cruzan la planta. En el centro se sitúan volúmenes (baños o armarios) que articulan y posibilitan todo este movimiento.
Uso de materiales sencillos pero de clara expresión: Hormigón, madera de pino y cerámica.
Fotografías: José Hevia